Dulzura, regresa a mi
Me encuentro en el bus de vuelta a casa, admirando los antiguos edificios de la cuidad mientras las gotas de agua caen sin piedad sobre el cristal. Dentro de mi mente se halla tu nombre; acompañado de una serie de preguntas que no tienen respuesta, nunca la tendrán.
Recuerdos pasados se centran en ésta, aquellos besos, aquellas palabras, aquellos mágicos momentos.
¿Por qué?... ¿Realmente por qué te fuiste? Tan sólo de mis brazos porque en mi corazón sigues presente.
¿A que se debe que no te puedo olvidar?
…De pronto uno de los pasajeros, que se encuentra a mis espaldas, pronuncia tu nombre. Como si el destino estuviera hecho a la perfección de herirme más de lo que ya he estado herido.
Frank
Cierro los ojos dando paso al cuchillo imaginario pero doloroso, triturando mi corazón una vez más
“Frank, Frank, Aún te amo” Constantes en mi mente, que no me dejan descansar.
Pues desde tu partida no ha habido alguien más que tú. Tan solo amores pasajeros y escasos de seriedad vienen y van.
Mi primer amor, sólo tú; cálido invierno, serenidad después de la tormenta, dulzura de sal.
Si tan sólo regresaras a mí, pero me cambiaste, te fuiste con el maldito egoísta que arruina mi vida. Que no me da la oportunidad de siquiera pronunciarte palabra, porque te aprisiona en sus garras, te devora a pedazos, te llena de porquería la cabeza para odiarme…
Yo se que en tu corazón, al igual que en el mío, sigue presente nuestro amor; que el haberme dejado solo fue tu capricho, que me amas como yo te sigo amando a ti.
O trato de hacerme la idea que es así
Si lo es, o si no. Si soy tan malditamente infeliz para tu amor…
Seguiré rogando cada noche, mientras lloro en silencio:
“Dulzura, regresa a mi”
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